La demencia es un trastorno de la razón
que supone un deterioro progresivo e irreversible de las facultades
mentales. Quien sufre demencia experimenta graves trastornos en la con y en las funciones cognitivas, hasta el punto de impedir la realización de las actividades cotidianas.
Senil, por su parte, es lo perteneciente o relativo a una persona de avanzada edad en la que se evidencia una decadencia física y/o mental.
La noción de demencia senil hace referencia al trastorno de la mente que aparece en ancianos. Se trata de un síndrome orgánico que se caracteriza por el deterioro de la memoria, trastornos del juicio y del pensamiento abstracto y alteraciones de la personalidad.
Cuando la demencia senil alcanza un grado avanzado, la persona no
puede interactuar con normalidad ni llevar a cabo actividades de manera autónoma. Por eso quienes sufren el trastorno deben recibir atención
permanente.
Aunque existen muchos trastornos y síndromes asociados o similares,
lo que dificulta una definición precisa, los especialistas concuerdan en
que la demencia senil se inicia después de los 65 años de edad. La ansiedad, las ideas paranoides, el aislamiento social, el estrés y los rasgos obsesivos pueden ser síntomas de este tipo de demencia.
Es importante
distinguir, de todas formas, entre la demencia senil, el envejecimiento
normal, la depresión, la esquizofrenia y otros trastornos con deterioro
cognitivo. Cada caso tiene diferentes particularidades y requieren de
diferentes tratamientos.
El establecimiento de una
rutina diaria, el ejercicio físico pautado y controlado, así como ejercicios mentales y una dieta
determinada pueden ayudar a reducir las alteraciones vinculadas a la
demencia senil.
En la próxima publicación le traeré algunos ejercicios mentales que ayudan a nuestro gran músculo gris.
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