Hoy he escuchado las platicas de mis alumnos, (bueno, aunque en realidad el alumno soy yo ahí), y encuentro tantas cosas que son de provecho para mi vida, recuerdos que ellos tienen y se materializan en mi mente, que me forjan una idea y perspectiva nueva, que me hacen apreciar su valor y sus conceptos grandemente, que me hacen pensar cuan capaces son, cuan grandes, cuan dignos de admiración y respeto.
Sus voces apenas las oímos hoy, son casi imperceptibles, aunque mas bien, nos negamos a escucharlos, pretendemos que no existen, nos enfada su pensar, su sentir, el echo de que quieran decirnos algo, pero lo mas triste, es que, aun cuando ellos están siempre dispuestos a prestarnos oídos y a darnos una palabra de aliento, nosotros seguimos en la cerrazón y en la sin razón, tenemos un corazón duro y no nos permitimos dejarlos entrar y ser parte de nuestras vidas.
Para mi estos meses conviviendo con ellos, han sido como ir a una prestigiosa universidad o a un colegio de renombre, pues han sido tantas las experiencias, las historias y las lecciones de vida que he escuchado, que he recopilado dentro de mi mente y he guardado dentro de mi corazón, y que finalmente han dejado una huella y una enseñanza imborrable. Son muchas las imágenes que se proyectan en mi cabeza, cual si fuera una película, una de esas magnas producciones cinematograficas que nos dejan sin palabras, y que me llevan a imaginarme todo lo que me cuentan, lo veo tan claramente que pareciera que estoy ahí.
Los recuerdos de sus padres, de su niñez, de sus juegos y de las travesuras, de los regaños, de la pobreza en que vivieron, de aquel primer trabajo que tuvieron que desempeñar para apoyar a la familia, del cuidado que a sus hermanos dieron, (ya que mamá trabajaba en casa ajena para mantenerlos), y que ellos gustosos aceptaron la tarea para darle a esa santa mujer su apoyo, el sentirse hombres al aportar al gasto de la casa, o mujeres de bien por cuidar a los mas chicos de la familia, memorias que hoy les llenan de lagrimas los ojos, lagrimas de satisfacción y de orgullo.
Aquellos regaños que aceptaron sin chistar, sin decir nada, agachando la cabeza en señal de respeto y reconociendo la autoridad de mamá y papá, y que hoy levantando la mirada al cielo dicen: " Jefecitos los recuerdo con amor y respeto", el ver esas demostraciones de humildad me llevan a reflexionar y finalmente a comprender cuan importante fue la educación que sus padres les brindaron, no importando la dureza, solo el amor por el cual se les dio.
Hoy hablan de lo mucho que ha cambiado todo, de lo que se ha perdido hoy el respeto y las buenas costumbres, se entristecen de ver este mundo lleno de violencia, de corazones duros, de insensibilidad y de esa actitud soberbia de algunos jóvenes, quienes los retan e incluso los ofenden, a los cuales no les importa el pronunciar palabras vulgares frente a ellos e incluso insultarlos, pero como ayudarlos, como guiarlos si no se dejan.
Pero algo muy cierto, que no se puede negar, es que ellos están siempre dispuestos para ayudarnos, para brindarnos una sonrisa cálida y amable, a darnos un consejo y tomarnos de la mano para guiarnos, y sobre todo, para contarnos esas maravillosas historias de su vida, llenas de enseñanzas y experiencias, las cuales nos hacen imaginarnos a detalle una vida y época pasada, pero que no esta muy lejana, pues los tenemos a ellos para vivirla diariamente.
Espero sus comentarios amigos y les deseo lo mejor.
Para mi estos meses conviviendo con ellos, han sido como ir a una prestigiosa universidad o a un colegio de renombre, pues han sido tantas las experiencias, las historias y las lecciones de vida que he escuchado, que he recopilado dentro de mi mente y he guardado dentro de mi corazón, y que finalmente han dejado una huella y una enseñanza imborrable. Son muchas las imágenes que se proyectan en mi cabeza, cual si fuera una película, una de esas magnas producciones cinematograficas que nos dejan sin palabras, y que me llevan a imaginarme todo lo que me cuentan, lo veo tan claramente que pareciera que estoy ahí.
Los recuerdos de sus padres, de su niñez, de sus juegos y de las travesuras, de los regaños, de la pobreza en que vivieron, de aquel primer trabajo que tuvieron que desempeñar para apoyar a la familia, del cuidado que a sus hermanos dieron, (ya que mamá trabajaba en casa ajena para mantenerlos), y que ellos gustosos aceptaron la tarea para darle a esa santa mujer su apoyo, el sentirse hombres al aportar al gasto de la casa, o mujeres de bien por cuidar a los mas chicos de la familia, memorias que hoy les llenan de lagrimas los ojos, lagrimas de satisfacción y de orgullo.
Aquellos regaños que aceptaron sin chistar, sin decir nada, agachando la cabeza en señal de respeto y reconociendo la autoridad de mamá y papá, y que hoy levantando la mirada al cielo dicen: " Jefecitos los recuerdo con amor y respeto", el ver esas demostraciones de humildad me llevan a reflexionar y finalmente a comprender cuan importante fue la educación que sus padres les brindaron, no importando la dureza, solo el amor por el cual se les dio.
Hoy hablan de lo mucho que ha cambiado todo, de lo que se ha perdido hoy el respeto y las buenas costumbres, se entristecen de ver este mundo lleno de violencia, de corazones duros, de insensibilidad y de esa actitud soberbia de algunos jóvenes, quienes los retan e incluso los ofenden, a los cuales no les importa el pronunciar palabras vulgares frente a ellos e incluso insultarlos, pero como ayudarlos, como guiarlos si no se dejan.
Pero algo muy cierto, que no se puede negar, es que ellos están siempre dispuestos para ayudarnos, para brindarnos una sonrisa cálida y amable, a darnos un consejo y tomarnos de la mano para guiarnos, y sobre todo, para contarnos esas maravillosas historias de su vida, llenas de enseñanzas y experiencias, las cuales nos hacen imaginarnos a detalle una vida y época pasada, pero que no esta muy lejana, pues los tenemos a ellos para vivirla diariamente.
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