Mi niñez fue triste, por
que dependía de una familia de escasos recursos, me acuerdo que vivíamos
en un ranchito de dos viviendas y teníamos que ir a la escuela a otro
ranchito donde ya había poco más de vecinos, entrabamos a las 9:00 de la
mañana hasta las 5:00 de la tarde.
Éramos tan pobres que íbamos casi descalzos, de un lápiz, mi mamá lo cortaba para darnos la mitad a cada uno, y eramos cuatro los que íbamos a la escuela, llegábamos en la tarde y ya mi mamá nos esperaba con una olla de atole y tortillas que ella hacia en el metate, y ya que cenábamos nos llevaban a traer el agua que nos quedaba retirado, subíamos un kilómetro con los botes de agua con una palanca al hombro; y los fines de semana nos levaba mi papá a quitarle la yerba al frijol.
Entonces casi no jugábamos, y cuando nos daban chanza de jugar nos íbamos debajo de los arboles, decíamos, vamos a jugar a las comadritas, no teníamos los juguetes que hoy hay, yo arreglaba olotes del maíz, a esos les enredaba pedacitos de tela para ponerles ropa, yo le hacia a mi hermano canicas de plásticos que nos hallábamos en los basureros, lo derretía en una cajilla, arrimábamos un bote de agua fría para luego meter las manos, por que bien que nos quemábamos.
Y me acuerdo que le llegaba visita a mi mamá, si llegábamos a estar adentro, con una seña que mi mamá nos hacia nos salíamos a jugar, ya no entrabamos hasta que quedaba ya sola mi mamá, nunca sabíamos de lo que platicaban, no nos daban chanza de escuchar nada, nomas puro trabajo, por que antes de muy chicos nos enseñaban a trabajar en todo.
Bueno, creo que con esto esta bien, por que es muy larga mi historia, pero gracias a mi Dios aquí estamos para contar un poco de lo que fuimos.
Gracias a Dios me toco ser madre de ocho hijos y soy feliz, me gusta convivir, me encantan las pachangas, me gusta bailar, reír, bromear bendito Dios.
Esta historia me la relato una bella mujer que es mi alumna, alegre, vivaz, tierna, una gran persona, respetuosa y respetable, agradezco su confianza y el que me permitiera contar aquí una parte de su vida.
(La imagen no corresponde a Sofía)
Éramos tan pobres que íbamos casi descalzos, de un lápiz, mi mamá lo cortaba para darnos la mitad a cada uno, y eramos cuatro los que íbamos a la escuela, llegábamos en la tarde y ya mi mamá nos esperaba con una olla de atole y tortillas que ella hacia en el metate, y ya que cenábamos nos llevaban a traer el agua que nos quedaba retirado, subíamos un kilómetro con los botes de agua con una palanca al hombro; y los fines de semana nos levaba mi papá a quitarle la yerba al frijol.
Entonces casi no jugábamos, y cuando nos daban chanza de jugar nos íbamos debajo de los arboles, decíamos, vamos a jugar a las comadritas, no teníamos los juguetes que hoy hay, yo arreglaba olotes del maíz, a esos les enredaba pedacitos de tela para ponerles ropa, yo le hacia a mi hermano canicas de plásticos que nos hallábamos en los basureros, lo derretía en una cajilla, arrimábamos un bote de agua fría para luego meter las manos, por que bien que nos quemábamos.
Y me acuerdo que le llegaba visita a mi mamá, si llegábamos a estar adentro, con una seña que mi mamá nos hacia nos salíamos a jugar, ya no entrabamos hasta que quedaba ya sola mi mamá, nunca sabíamos de lo que platicaban, no nos daban chanza de escuchar nada, nomas puro trabajo, por que antes de muy chicos nos enseñaban a trabajar en todo.
Bueno, creo que con esto esta bien, por que es muy larga mi historia, pero gracias a mi Dios aquí estamos para contar un poco de lo que fuimos.
Gracias a Dios me toco ser madre de ocho hijos y soy feliz, me gusta convivir, me encantan las pachangas, me gusta bailar, reír, bromear bendito Dios.
Esta historia me la relato una bella mujer que es mi alumna, alegre, vivaz, tierna, una gran persona, respetuosa y respetable, agradezco su confianza y el que me permitiera contar aquí una parte de su vida.
(La imagen no corresponde a Sofía)
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